Wednesday, September 21, 2005

Domingo Lluvioso

Todo comenzó en una tarde en la que te pusiste a pensar y sacaste la conclusión de que no eres nada, que todo a tu alrededor era tu vacío, tan deprimente como un Domingo lluvioso en el invierno mas frío. Pero aquella tarde, en aquel antro donde pasabas las horas muertas, conociste a alguien que te hablo de ella, en cuanto escuchaste las palabras con las que te las describía, cuando oíste que en ella encontrarías todo lo que te faltaba, no perdiste ni un momento y te lanzaste a la calle a buscarla. De sobra sabias a donde acudir, había un lugar que ella solía frecuentar, nada mas al entrar sentiste su aroma penetrante, viste su blanca figura y sabias que era la más pura. Te costo poco presentarte, y unos minutos conseguiste una sita con ella. Ya la tenías, ya era toda tuya, ya nadie podía quitártela y sonreíste pensando que habías pagado el precio de tu felicidad. Se quedaron solos, en un callejón sin salida, la desnudaste y te diste cuenta lo frágil que era, y la hiciste tuya pensando que ella te haría feliz. Aquella noche fue increíble, te diste cuenta que aquel tipo te había aconsejado bien, pasar la noche con ella fue lo mas alucinante de tu vida, después de aquel momento solo pensaste en repetir la experiencia. No tardaste en hacerlo el fin de semana siguiente. Fuiste por ella, allí estaba esperándote con su sonrisa vacía, y tu la mirabas sintiéndote orgulloso de lo que hacías. Otra noche inolvidable. Pasaron semanas, los meses y tu seguías allí, en el bar de siempre, pero ahora tus amigos ya lo sabían y no entendías en por que se empeñaban en que la olvidaras. Pero a ti te daba lo mismo ¿Qué sabían ellos de tu vida? Tu estabas loco por ella, y además no los necesitabas para nada, quizás era demasiado buena para ellos. Ya hacia un año ¡Que pronto pasa el tiempo! ¡Que fácil era vivir ahora! Pero un día pensaste en tus amigos ¿Dónde estaban? Eran parte de un pasado doloroso. Empezaste a odiarla, te había cambiado tanto que ya no sabias ni quien eras, una sombra en la noche, un fantasma durante el día, alguien o algo que todos evitaban. Te decidiste a abandonarla, no la necesitabas, aquella noche no fuiste a buscarla, la echabas de menos pero antes vivías sin ella y ahora también podías ¿O quizás no? No aguantaste mucho, a la mañana siguiente ya temblabas por miedo a no tenerla, fuiste al lugar de siempre, ahí estaba el que cobraba tu dinero, pero ese día era tarde, ya no estaba, otro disfrutaba de ella. Saliste hundido, destrozado, la calle daba vueltas y el sol te impedía abrir los ojos, te estabas volviendo loco. Fuiste a casa, tus padres lo sabían e intentaron consolarte, tu madre lloraba, viste sus ojos y su rostro hundido por el dolor y en el silencio quisiste pedirles perdón por haberles robado la felicidad, la vida y el amor, por haber vendido todo lo que encontraste para buscar un momento de placer. Pensaste en lo que había soportado, la gente le decía lo acabado que estabas y sus amigos los había perdido por defender a un hijo que solo pensaba en si mismo. Se marcharon a su habitación y aprovechaste el momento para despedirte de todo, abriste la ventana y te lanzaste al vacío, en el suelo quedo tu cuerpo inerte, tu vida destruida por haber querido llegar a donde todos temían, por buscar la felicidad en un callejón sin salida. Llego el día de tu funeral allí estaban todos: Tus padres y los que quedaban de la familia que habías destruido, te diste cuenta de lo mucho que te querían, de cuanto sentían tu muerte ¡Si lo hubieras sabido antes! Pero ya era tarde. Tus amigos estaban allí también, todos, incluidos aquellos a los que habías abandonado por no entenderte. Volviste tu mirada hacia tu mejor amigo y un escalofrío recorrió el ambiente, ella lo acompañaba, estaba abrazada a al para llevarlo contigo. Te retorciste en el silencio deseando acabar con ella, pero sabias que era tan imposible como lo fue para ti. ¿Qué habías hecho? Tu se la presentaste diciéndole lo genial que era y ahora el la quería tanto como tu. Desde tu trono en el infinito veías día a día como lo destrozaba y no podías ayudarlo. Todo quedo en un grito sordo, en un silencio eterno y tormentoso, gritaste su nombre, el nombre de ella para que todo el mundo la odiase, se abrieron las nubes y un rayo bajo del cielo para que con un sordo trueno oyeran su furia. Y aquel trueno tan destructor y aterrador como ella llevaba su nombre “COCAINA”.

Por eso fumen pura MARIHUANA !!!!!!!!!!